Fritjof Capra se adentró en la filosofía oriental y mediante la comprensión profunda de la misma, produjo su primer libro "El Tao de la Física", convirtiéndose en un escritor de libros de ciencia y tecnología. Actualmente dirige un proyecto editorial en la Universidad de Berkeley en California, EE. UU. y desde allí nos habla brevemente, dando un mensaje contundente, para reflexionar sobre la linealidad de la lógica de lo pensante y la lógica de redes de lo viviente:
Al investigar las raíces de nuestro dilema ambiental y la relación de éste con la ciencia, la tecnología y la economía, tenemos que examinar otra vez la formación de una visión del mundo y de una ciencia que, concibiendo la realidad como una máquina y no como un organismo viviente, decretaron la dominación de la naturaleza.
Tenemos también que evaluar de nuevo las contribuciones de
los «padres» de la ciencia moderna, tales como Francis Bacon, William Harvey,
René Descartes, Thomas Hobbes e Isaac Newton.
La tradición judeo-cristiana ha desempeñado un papel
importantísimo en el desarrollo de la idea del hombre dominador de la
naturaleza y ha promocionado el concepto de la superioridad de la mente
racional, afirmando la imagen de un dios masculino, personificación de la razón
suprema y origen del poder, que dirige el mundo desde lo alto y le impone su
ley divina. Las leyes naturales que los científicos perseguían eran
consideradas un reflejo de esta ley divina engendrada en la mente de Dios.
Hoy se ha vuelto evidente que el excesivo énfasis puesto en
el método científico y en el pensamiento analítico y racional ha provocado una
serie de actitudes profundamente antiecológicas. En verdad, la naturaleza misma
de la mente racional es un obstáculo para la comprensión de los ecosistemas. El
pensamiento racional es lineal, en tanto que la conciencia ecológica surge de
la intuición de un sistema no lineal. A los occidentales les es muy difícil
entender el hecho de que si algo es bueno, no significa que más de lo mismo sea
mejor. Esta, en mi opinión es la esencia misma del pensamiento ecológico.
Los ecosistemas se
apoyan en un equilibrio dinámico basado en procesos no lineales —cíclicos y fluctuantes—
las empresas lineales tales como el crecimiento económico y tecnológico
indefinido o para ser más específicos, el almacenamiento de desechos
radiactivos a lo largo de un período de tiempo, interferirán necesariamente en
el equilibrio natural y tarde o temprano provocarán serios daños.
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